Descentralización: una reforma muy poco radical
El presidente galo, François Hollande acaba de hacer proposiciones para la reforma de la descentralización que será objeto
de un proyecto de ley presentado al Senado al principio del año que viene.
Claro es que las regiones serán encargadas del empleo, de la formación, de la ayuda a las PYME y de la gestión de los
Fundos Estructurales europeos pero la política social sigue siendo la prerrogativa de los departamentos , un nivel administrativo inútil que el Partido de la Nación Occitana propone desde
hace mucho tiempo suprimir.
La transición energética la compartirían el Estado y las agrupaciones de municipios en ausencia non justificada de las
regiones.
El reconocimiento para los entes regionales y locales de un poder, aunque sea limitado, de adaptación de la ley es un
cambio positivo pero sería mejor aun que tuviesen un verdadero poder legislativo, es decir el poder de proponer y votar leyes.
En lo que atañe a la reforma fiscal, se prevé cierta autonomía para estos entes sin disminuir sin embargo el control del
Estado central. El Partido de la Nación Occitana, en cuanto a el, desea, que las regiones recauden los impuestos in situ como al País Vasco autónomo del Estado español y den una parte negociada
al Estado central.
El Partido de la Nación Occitana, además, lamenta que el jefe de Estado no haya tocado el tema de la democracia lingüística
en Francia, ligado a la descentralización. No será suficiente que Francia ratifique la Carta Europea de las Lenguas Regionales o Minoritarias. Las regiones cuya lengua de origen es diferente del
francés deben tener mas competencias en lo tocante a la lengua, la cultura (edición, espectáculos, difusión y media) y la educación. Solo podrán llevar a cabo políticas lingüísticas audaces para
la promoción de sus lenguas en la medida en que influirán sobre el contenido de la enseñanza e introducirán el bilingüismo generalizado como en Córcega, así como la enseñanza en lengua
regional.
Esto se debe hacer mediante una cooperación estrecha entre regiones de una misma lengua, quedando claro que esta
cooperación no tiene por qué limitarse a los temas lingüísticos y culturales. Podría conducir a una agrupación de regiones con posibilidad de volver a dibujar el mapa de unas regiones para
crear, por ejemplo, una región catalana en Rosellón, una región vasca en el departamento de “Pyrénées atlantiques” e instituciones transfronterizas allí donde la proximidad lingüística y cultural
lo justifica.
Sin querer hacer acusaciones infundadas, mientras el Parlamento no vote una ley, es claro para el Partido de la
Nación Occitana que las proposiciones de François Hollande casi no ponen en telón de juicio el modelo centralista francés, muy alejado de las autonomías y del federalismo de nuestros vecinos
europeos.
Mantendremos una vigilancia muy estrecha cuando el proyecto de ley esté examinado por el Senado.